AFRONTAR LOS CAMBIOS: TRANSICIÓN PROFESIONAL Y EMOCIONES.
Tal y como dijo Darwin: “No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente, es aquel que mejor se adapta al cambio”.
Y es que es el cambio lo que nos permite crecer y evolucionar personal y profesionalmente.
En el contexto laboral actual, además, los cambios de puesto, compañía e incluso de profesión son cada vez más frecuentes. Hace unos años, la mayoría buscábamos un trabajo estable con el que poder llevar una vida “estándar” y cómoda. Sin embargo, en este momento son cada vez más personas las que se encuentran en una constante búsqueda de nuevas oportunidades con las que desplegar todo su potencial.
Pero también es cierto que, a medida que vamos cumpliendo años, resulta más difícil adaptarse a nuevos cambios. Las responsabilidades y la incertidumbre, nos hacen sentir más vulnerables y es posible que nos cueste más arriesgar.
Empecé este blog hace unos años hablando sobre el arte de reinventarse después de los 40 motivado por la nueva etapa profesional que empezaba. Un cambio que supuso una redefinición de mi estado del yo, de mi identidad, una reorganización integral, incluso un ajuste en la imagen que tenía de mi mismo.
Esto implica, necesariamente, afrontar y gestionar un conjunto de emociones, a veces contradictorias, siempre intensas, que a muchas personas les resulta difícil de manejar, tanto en lo laboral como en lo personal. Sobre todo cuando los cambios vienen dados por situaciones no deseadas dentro de trayectorias profesionales asentadas y estables.
Saber identificar estas emociones, aceptarlas y por último gestionarlas adecuadamente, es crucial para que el cambio sea adaptativo, progresivo y siempre para mejor.
Comparto, con vosotros, algunas claves para que esa transición resulte lo más llevadera posible:
- Haz balance:
Hacer un cambio profesional implica cerrar un ciclo e iniciar otro.
Despídete de este ciclo que terminas reflexionando sobre aquellas cosas que dejas. Piensa en como ha sido tu desempeño durante este tiempo, qué cosas has hecho y han creado valor para ti y para los demás.
Agradece todo lo que has aprendido, lo que te ha aportado esta experiencia.Si tuvieras que dar un título a este capítulo de tu vida, ¿Cuál sería?
- Escucha tu voz interior:
Las transiciones profesionales en la mediana edad están, en ocasiones, motivadas por la necesidad de encontrar un significado más profundo a lo que se hace. Encontrar un propósito o misión vital.
Pregúntate qué es eso que te apasiona y utiliza esto como brújula personal para determinar si este ciclo que comienzas está alineado contigo.Piensa en cuáles son tus verdaderos valores. En qué valores quieres apoyarte en esta nueva etapa, qué logros personales y profesionales deseas conseguir con este cambio.
- Celebra y comparte:
Trata de vivir este cambio como un éxito. Permítete hablar de ti mismo y de tu experiencia.
Reconoce tus habilidades como herramientas que te proporcionan el coraje suficiente para volver a salir al mercado laboral y aportar valor.¿Cuáles son esas fortalezas tuyas que te han permitido superar obstáculos en otras ocasiones?
- Pregunta y escucha, escucha mucho:
Algo que siempre valoraré de esta etapa es el haberme animado a preguntar a personas que ya han paso por lo mismo, por situaciones similares, por gente que está dispuesta a ayudarte, a orientarte. Todo ello, de manera honesta, me ha aportado una enorme claridad a la hora de ir diseñando mi propio modelo de negocio, no sin cometer errores pero si minimizándolos en la medida de lo posible y con actitud de aprendizaje constante.¿A quién pedirías tomar un café para pedirte consejo y escucharle? ¿Lo has pensado?
Manejar el estrés y las emociones que afloran en los cambios profesionales no siempre es fácil. Sin embargo, reconocerlas y trabajar sobre ellas de forma activa te ayudará a abrir este nuevo ciclo con optimismo y entusiasmo.
¡Mucho ánimo y a por ello¡
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